Cada pequeño acto, exclamación o movimiento nos produce un cosquilleo interior, que pugna por salir y expresarse de la forma más cómico-absurda...
Y todo lo que forma parte de esta embarcación se une a esta situación mágica y delirante. Cualquier elemento cuya esencia es permanentemente rígida ahora se suelta, incluso se ablanda. Somos seres elásticos que navegamos por un universo de goma y moldeamos el paisaje como si fuese de plastilina.
No hay ni una sola nube, pero tampoco diviso las estrellas. Sin la luna no sé de qué manera vamos a marcar las coordenadas a partir de ahora. Sin embargo esto no me importa, un sentimiento de paz y felicidad me embriaga.Al igual que ocurre cuando dejo mi mente en blanco, me relajo con la certeza de que nada malo nos puede pasar.No hay ruido ni movimientos bruscos que ahora nos puedan perturbar. Flotamos en el éter, y nos quedamos suspendidos en medio de la nada, en un espacio que carece de formas y colores.
Respiramos el aroma de la felicidad momentánea, aquella de la que sólo eres consciente, una vez que te entra el hipo que te impide continuar con ese fluir de risas y descarga de adrenalina. Y qué mejor manera que desembarcar con una gran carcajada en nuestra querida Alta-Dimension...
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